lunes, 7 de diciembre de 2009

LLeno De Arena El Corazón...

Demasiado cobarde, incluso para ti. Todavía al respirar notas el aliento gélido que los demonios soltaban a través de los ojos, pero si cierras los oídos nunca podrás saber cuál era aquel sabor que te despertaba a media noche. Vendiste tu alma por dos peniques a la vieja cuyo tenderete esta al final de la calle y aún a día de hoy piensas que de nada sirvió, y es que nadie te dijo que si no cuidabas la luciérnaga que guardaste en el bote, se apaga. La vieja aun observa cada noche su adquisición. Seguramente fue una buena compra.


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