sábado, 18 de junio de 2011

We kissed like we invented it...



C lo atrajo detrás de una columna y lo besó en la boca. Recorrió sus labios con la punta de la lengua. Se besaban en cuanto se les presentaba la ocasión: en la iglesia, en el mercado, cuando se encontraban en la calle y, lo mejor de todo, cuando la visitaba en su casa, a solas. Vivía únicamente para esos momentos. Besarla era su último pensamiento antes de irse a dormir y el primero al despertar. [...] Le gustaba mirarla mientras ella le contaba una historia o le explicaba algo, gesticulando, con expresión divertida o asombrada, metiéndose en el papel. No obstante, lo que casi siempre esperaba era ese momento en que poder robarle un beso.



Un mundo sin fin.