Cuando ya no puedes creerte lo que te dice, cuando todo te suena a excusa y siempre hay respuesta para todo, se acabó el juego. No se pueden tener siempre respuestas a todo, demasiado forzado. No siempre las palabras van con mal sentido, no siempre va a ir todo el mundo en tu contra. Así lo único que consigues es hacerte cada día más pequeño y quedarte cada vez más lejos.
Cuando alguien vuelve una y otra vez al mismo sitio, por algo es. Aunque no lo reconozca. Mis motivos están claros, ¿los tuyos?...
M.
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