domingo, 20 de mayo de 2012

Alguien en una terraza ha gritado TE AMO (L)

Cuando conseguiste abrir los ojos, la lluvia de gominolas aún no había cesado. El paraguas de caramelo que te regalé sirvió para resistir los golpes. Y te empeñaste en hacerme creer que tus palabras bañadas en dulzura solo eran amistad. Y cuando yo empecé a creer, te arrepentiste de haberlo hecho, pero ya era tarde; encontré otra tienda de caramelos que no se creían bombones sin serlo. 

¿Qué hacemos si tengo el corazón envuelto en algodón de azúcar? No elegí ser así, ya quisiera tenerlo protegido como una manzana de caramelo, pero no. Deja de echarme polvos pica-pica, que escuecen. 

A veces creo que soy una máquina de las que echas una moneda y da un caramelo. Pasa y sírvete. Pero no vuelvas hasta que te apetezca otro, ¿eh? total, mientras tú estés feliz, yo me consuelo con tu visita eventual...

 

Qué bonita eres. 

M.

 

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