lunes, 5 de noviembre de 2012

Todo pasa y todo llega...

Cuando en una ruptura (sea sentimental, amistosa o de otro tipo) nos hacen daño, no podemos evitar pensar en que esa persona también lo pase mal, que sufra lo mismo que nos está haciendo sufrir a nosotros. Eso no nos hace malas personas, simplemente es un mecanismo de defensa, una manera de liberar el dolor que tenemos. Y todos hemos caído en ese estado alguna vez en la vida; la lógica no nos permite entender porqué esa persona a la que tanto hemos querido o por la que hemos sentido algo tan fuerte es capaz de herirnos, de ver que sufrimos y no hacer nada al respecto. 

Con el tiempo, ese sentimiento desaparece y dejamos de desear el mal, no deseamos nada de hecho, nos da igual lo que le ocurra a quien sea. Es cuando te das cuenta de que has pasado página. Y ese sí que es un buen sentimiento.



M.

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